Las Marzas despiden el invierno a pesar del frío
“Pa cantar Las Marzas,
licencia pedimos,
licencia pedimos,
al señor alcalde,
regidor del pueblo,
regidor del pueblo…”
Cumpliendo con la tradición, el Grupo Tradicional Gavilla pidió en la Plaza Mayor permiso al “señor alcalde” para cantar Las Marzas, una de las tradiciones más antiguas celebradas en la provincia. A las 22:30h, los “mozos” pedían el permiso, que por supuesto el alcalde concedió. A la media noche, las hogueras, los cánticos y los pinchos ofrecidos por las mujeres de Gavilla caldearon el ambiente de una noche desapacible por la nieve.
El canto de Las Marzas es una tradición que se pierde en la noche de los tiempos. En la época romana, se daba la bienvenida al año nuevo, al mes dedicado a Marte y a la llegada de la primavera. La tradición, de corte pagano, se ha transmitido de padres a hijos. El Grupo Tradicional Gavilla recuperó la tradición, perdida durante décadas, que ahora se mantiene a lo largo de toda la provincia.
El domingo tendrá lugar el Festival de Las Marzas que cada año organiza el Comité de Folclore en el Polideportivo Municipal, “lleno hasta la bandera” un año más, ya que las invitaciones se agotan en horas.
La tradición de las Marzas
Durante la última noche de febrero y primera de marzo tienen lugar las coplas conocidas con el nombre de “marzas”, unos cantos populares petitorios que en origen eran entonados por los mozos solteros de los pueblos, que iban de casa en casa solicitando un obsequio o aguinaldo a sus vecinos para celebrar una comida al día siguiente.
Continuando con esta costumbre, cada 28 de febrero a medianoche, el Grupo Tradicional Gavilla entona en la Plaza Mayor, acompañado de instrumentos tradicionales, cantos de alabanza a la primavera y al amor, en presencia del alcalde de la ciudad, repartiendo posteriormente vino y productos típicos entre los asistentes.
Además, el Comité de Folclore Ciudad de Burgos organiza el primer domingo de marzo el Festival de las Marzas, que congrega cada año a centenares de músicos y bailarines, integrantes de diversos grupos folclóricos de la ciudad. Estos, con sus cantos y bailes, nos ponen en contacto con una de las costumbres más ancestrales y arraigadas en la provincia burgalesa y presente en algunas otras áreas de la geografía castellana 
