«Comuneros: 500 años»
Un total de 150 piezas vertebra el relato expositivo de ‘Comuneros: 500 años’ que, en su camino entre el siglo XVI y la actualidad, bucea en el Movimiento de las Comunidades
La sede de las Cortes de Castilla y León inaugura este jueves, 22 de abril, la gran exposición dedicada al movimiento comunero, a sus protagonistas, a la Castilla del siglo XVI y a quienes, especialmente desde el siglo XIX, trabajaron por mantener vivo el legado político, social e histórico de los defensores de las Comunidades.
Las piezas que se exhiben, nunca reunidas en el mismo espacio, han sido cedidas por las principales instituciones y entidades españolas, como el Congreso de los Diputados, los Museos del Prado o Arqueológico Nacional, la Biblioteca Nacional, Patrimonio Nacional, la Real Chancillería o el Museo del Ejército.
La exposición ‘Comuneros: 500 años’, que se inaugura el 22 de abril en la sede de las Cortes de Castilla y León, constituye un viaje al pasado, a uno de los episodios más trascendentales de la historia de España, aún desconocido por muchos: el movimiento liderado por Padilla, Bravo y Maldonado propició un cambio trascendental en la naturaleza de la relación entre el poder de los gobernantes y los ciudadanos.
De este modo, el relato de la muestra recorre, pieza a pieza, un rico camino entre el primer cuarto del siglo XVI y la actualidad. A su paso, busca no solo dar a conocer los hechos acaecidos en torno al movimiento de las Comunidades, sino invitar al visitante a reflexionar sobre ellos desde una visión amplia y libre. Para ello, el discurso se apoya en el incalculable valor de las cerca de 150 obras artísticas, documentos u objetos que la ilustran.
En su apuesta por equilibrar las distintas perspectivas sobre aquellos acontecimientos a través de la recreación de la sociedad, el arte y la política de la época, la muestra brinda a los visitantes la oportunidad de escudriñar y sumergirse en la intrahistoria desde finales del siglo XV y hasta 1522, año del final de la guerra, que condicionó la configuración del mundo conocido con trascendentales efectos y consecuencias que han llegado hasta hoy.
El movimiento comunero, considerado todo un proceso histórico no solo por el peso de sus antecedentes y la importancia de su desarrollo, sino por su gran influencia en la historia de España y en la construcción de las bases del actual Estado de Derecho, se plasma en la exposición a través de piezas muy relacionadas con aspectos como la imagen, las familias, el papel de la fe y el arte, la vida cotidiana, las armas o los vestigios de la memoria.
UN VIAJE CON TRES PARADAS
El discurso que hilvana la exposición, apoyado en la recreación de los entornos histórico, social y cultural de la época, con el fin de garantizar su carácter divulgativo, se detiene en tres ámbitos fundamentales: el primero, titulado ‘Comuneros, el movimiento’, presenta el proceso histórico de las Comunidades a través de elementos culturales materiales conservados hasta la actualidad. En este escenario se enmarcan los capítulos ‘Contra traydores y desleales’ y ‘Castilla en la encrucijada: la ruptura del equilibrio’. El segundo ámbito, ‘Comuneros, el tiempo habitado’, busca contextualizar los acontecimientos políticos relacionados con el Movimiento en torno al capítulo ‘El tiempo habitado’, mientras que el tercero y último, ‘De la realidad al mito’, recorre sus interpretaciones posteriores y las vertebra en torno al capítulo ‘Memoria recuperada, memoria creada’.
‘Comuneros, el movimiento’ pone valiosos elementos materiales al servicio de una visión amplia y clara del Movimiento que, a su vez, se apuntala sobre las figuras de sus protagonistas: los Reyes Católicos, Padilla, Bravo y Maldonado, María de Pacheco, los reyes Carlos y Juana, los Mendoza, Cabrera, Enríquez, Fonseca o el obispo Acuña. El patrimonio documental exhibido en este capítulo da fe de muchos de los hechos y circunstancias acaecidas en aquel periodo, mientras que el material de guerra de entonces, aún conservado hoy, ofrece una visión del enfrentamiento desde la perspectiva bélica.
Un total de 69 piezas vertebra la primera parte del relato; de ellas, 32 dialogan en el marco de ‘Contra traydores y desleales’: los retratos de Juana I de Castilla y el de su hijo, un joven Carlos V, así como el pendón de los Comuneros, el frontal del sepulcro con las armas del linaje Maldonado, el lienzo que plasma al emperador Maximiliano y su familia, el amito empleado por el cardenal Cisneros, cuatro medallas con retratos del emperador Carlos V y el retrato de María de Pacheco, esposa de Juan de Padilla.
Por su parte, 37 piezas plasman la coyuntura que desequilibró la situación en la segunda década del siglo XVI en ‘Castilla en la encrucijada: la ruptura del equilibrio’. Destacan, en este capítulo, las leyes Perpetuas y los Capítulos de Tordesillas, el decreto de excomunión y la proclamación contra los Comuneros, la sentencia y condena que acabó con su vida en la plaza de Villalar, distintos elementos armamentísticos del emperador, como su almete y su ballesta, y la celada de Felipe el Hermoso, entre otras muchas.