Luis Luzón:»El confinamiento en los domicilios no es una medida más, es «la medida con mayúsculas»
«Tienen que aguantar el tirón porque si no, esto no funciona y lo que estamos haciendo ahora, lo veremos en cuatro semanas, cuando se haya cortado la cadena de transmisión y si no , no lo lograremos».
Con estas palabras, el doctor Luis Luzón dejaba claro que es necesario mantener las medidas de cuarentena ante el COVID-19.
Luis Luzón, jefe del Servicio de Medicina Interna y especialista en enfermedades infecciosas, reconocía la situación extrema que se está viviendo y que ningún hospital del mundo está preparado para soportar esta situación. Hablaba también de la «desgracia que nos va a tocar vivir» pero también de esperanza por no partir de cero, ya que otros han iniciado el camino, por lo que transmite su agradecimiento a «compañeros de Madrid, Vitoria o Italia», a pesar de ser una situación «insostenible» aunque «tenemos la responsabilidad de tomar todas y cada una de las medidas necesarias» antes de que los burgaleses pudiesen darse cuenta de la situación, de hecho «llevamos dos semanas trabajando una cantidad ingente de profesionales para preparar el hospital para una época que va a ser tremendamente difícil».
Se han tomado medidas que son esenciales y «sin las que será imposible contener la situación». Se seguirán atendiendo al resto de patologías, pero es esencial controlar el flujo de ingresos de pacientes con COVID-19, que se controla a tres niveles, población civil, que «tienen que entender que es la verdadera clave para frenar esto», y que el confinamiento en los domicilios no es una medida casual, no es una medida más, es «la medida con mayúsculas», el «cortafuegos del incendio en un bosque», como comparaba Luzón, porque «o se es radical o estas medidas no funcionan». «Tienen que aguantar el tirón porque si no, esto no funciona y lo que estamos haciendo ahora, lo veremos en cuatro semanas, cuando se haya cortado la cadena de transmisión y si no , no lo lograremos».
Además, anunciaba que mañana se montará una «carpa» en la zona de Urgencias de cara a controlar el flujo de pacientes con COVID-19, creando un protocolo ágil y rápido que permita ingresar al paciente grave y derivar al leve en escasos segundos, es como una «medicina de guerra».
El segundo punto crítico de control, son las residencias de mayores o instituciones con gente con discapacidades variadas. Estos centros son lugares donde la transmisión del virus «es tremendamente eficaz», es dificilísimo de contener y afecta agente con un pronóstico mucho más complicado a priori que la población civil sana pero que merecen el mismo trato. Hay que dotar en la medida de lo posible de médicos y enfermeras estas residencias para atender «con dignidad» y el centro tiene que «pelear» por salvar todas y cada una de las vidas de las personas que estén en riesgo «y esto pasa por el control crítico de esas residencias».
En los números de Burgos hay que tener en cuenta que se han recibido pacientes de Miranda.
Es absolutamente necesario que se disponga a la mayor brevedad posible, mucha gente lleva trabajando días y noches, del Divino Vallés, San Juan de Dios y Recoletas para funciones variadas que se irán definiendo cuando los pacientes ya no precisen atención en el HUBU y sea necesario «vaciar» el hospital y para lo que «necesitamos disponer al 100% de estas estructuras».
Luis Luzón ha querido poner el valor el trabajo de los microbiólogos, «hasta ahora desconocidos que se encuentran trabajando mañana, día y noche, doblando turnos, y es imposible pedirles más, un trabajo heroico» y aboga por una racionalización de las pruebas. Además, recuerda que el HUBU está preparado para hacer todo lo que esté en su mano, y finaliza con un mensaje de optimismo, porque «hay grandes profesionales dispuestos a trabajar mañana tarde y noche, con alta motivación y un buen hospital, pero necesitamos material urgente «lo pedimos como un regalo de reyes porque si caen estos profesionales la situación será inmanejable, porque son irremplazables.
El doctor De Vicente, responsable de la sección quirúrgica del HUBU y jefe de anestesia, señalaba que desde el primer caso conocido, ha habido un contacto total con medicina interna para seguir un plan, en el que primero era conocer lo que teníamos y después aplicar las medidas necesarias. Se han reducido los quirófanos, primando la cirugía oncológica y las urgencias, a las que se ha seguido dando salida.
Ha habido dificultad de conseguir material fungible, y a pesar de las empresas «que nos están ayudando», no hay stock y es un motivo de preocupación para todos los profesionales que están en primera línea trabajando con pacientes agudos y que requieren cuidados intensivos.
Carmelo Villafranca, director de enfermería, explicaba que la misión de estos profesionales se basa en dos aspectos fundamentales, proporcionar cuidados adecuados a los pacientes de COVID-19 y poner en marcha las unidades y que estén listas para atender a este tipo de pacientes. Se han tomado una serie de medidas, y quizás la más importante es la reorganización de profesionales, que ha afectado a más de 130 profesionales que se han ido reubicando porque trabajaban en áreas que han perdido actividad. Además, ha habido un ofrecimiento de enfermeras que se han presado para acudir a estas unidades receptoras de pacientes con COVID-19, «algo de los que nos sentimos tremendamente orgullosos». Demás, se han implementado contratos, porque las cargas de trabajo en pacientes aislados, son mucho mayores.
Villafranca aludía al «trabajo intenso» para la puesta en marcha de las unidades de pacientes con COVID-19, apuntaba de la gestión para el reparto del material para los profesionales que los han necesitado, además de capacitar al personal en conocimientos necesarios para el tratamiento de estos enfermos, que estará muy por encima de lo que suele ser habitual.
Agradecía el compromiso de los trabajadores, que en una situación de incertidumbre, están dando la mejor atención a todos los pacientes.