Las residencias privadas de mayores alaban la entereza de los residentes y de sus familias, así como el trabajo de sus plantillas
Uno de los sectores económicos más afectados por la crisis sanitaria del COVID-19, tanto en la vertiente de la salud como la económica, está siendo, sin duda alguna, el de las residencias de mayores, uno de los colectivos de población más vulnerable a la infección del coronavirus.
Agrupadas bajo el paraguas de la Asociación de Atención a Personas Dependientes de la Provincia de Burgos (ASDEBUR), integrada por una treintena de empresas privadas que emplean a cerca de medio millar de trabajadores, el conjunto del sector de asistencia en establecimientos residenciales está agradeciendo a las familias de sus usuarios el acatamiento que están realizando de las medidas decretadas con motivo de la declaración del estado de alarma. Antes del cual, incluso, ya estaban tomando las medidas de precaución oportunas sugeridas por las propias residencias donde viven sus mayores.
En el mismo sentido, ASDEBUR, presidida por la empresaria Felicidad Viyuela, quiere destacar la entrega de sus trabajadores y directivos en un momento crucial como el que está viviendo España, para proteger la vida de los más mayores, aún a riesgo de que su salud también se vea afectada.
La provincia de Burgos cuenta en la actualidad con unas 2.500 plazas en residencias privadas, 2.000 en residencias públicas y alrededor de 1.700 creadas por centros privados sin ánimo de lucro.
No abultan muchos empleados para tantas empresas.