Doble cita cinematográfica
La Fundación Caja de Burgos propone para el miércoles 12 de febrero una doble cita cinematográfica
Cultural Cordón proyecta ‘Un tranvía llamado deseo’ y el Foro Solidario acoge un pase de ‘Siempre Alice’, en ambos casos a las 19.30 horas
La Fundación Caja de Burgos propone para el miércoles 12 de febrero una doble cita con el cine. Por un lado, Cultural Cordón acogerá la proyección de Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951), película con la que se abre el ciclo dedicado a las bandas sonoras dentro del festival de jazz que organiza la entidad. Y, por otro, el Foro Solidario anuncia el pase de Siempre Alice (Richard Glatzer, Wash Westmoreland, 2014), programada con motivo del Día Mundial de las Enfermedades Raras y con la que prosigue el ciclo de cine social y documental organizado por la Fundación Caja de Burgos en el centro de la calle Anna Huntington. En ambos casos la proyección comenzará a las 19.30 horas y la entrada es libre hasta completar el aforo.
Un tranvía llamado deseo
Vivien Leigh, Kim Hunter y Marlon Brando protagonizan Un tranvía llamado deseo, primera adaptación al cine del premio Pulitzer de Tennesse Williams. Blanche DuBois es una mujer madura y desequilibrada que arrastra un escabroso pasado. Se refugia en Nueva Órleans con su única hermana Stella y su marido Stanley Kowalski, un hombre rudo y violento. Stanley no tendrá ninguna consideración con el delicado estado de Blanche, a la que maltratará psicológicamente hasta destruirla.
La partitura de Alex North para la película de Kazan es la primera que introdujo el jazz en la música de cine. No es que nunca antes hubiera sonado este tipo de música en una película; el jazz solía utilizarse para ambientar fiestas y clubs nocturnos o en determinados números musicales. Alex North, en cambio, empleó por primera vez las maneras jazzisticas en la música incidental del film.
Siempre Alice
Julianne Moore encabeza el reparto de Siempre Alice, que sigue la historia de una mujer que acaba de cumplir 50 años y lo tiene todo: es profesora de Lingüística en la Universidad de Columbia, en Nueva York y su marido y sus tres hijos la adoran.
En una conferencia en Los Ángeles olvida una palabra clave y tarda unos momentos en encontrar otra para poder seguir hablando, algo muy extraño en una persona tan acostumbrada a hablar en público. De vuelta a Nueva York sale a correr para relajarse y es presa de un segundo incidente: de golpe, en el campus universitario que conoce tan bien, pierde el sentido de la orientación. No sabe dónde está ni lo que hace allí.
Alice pide una cita con un neurólogo que la somete a una serie de pruebas. Está convencida de que tiene un tumor cerebral, pero el médico piensa que se trata de algo aún más inquietante: la enfermedad de Alzheimer de inicio precoz.