Las excavaciones en San Pedro de Arlanza dan a conocer un claustro primitivo románico ya desaparecido

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Excavaciones San Pedro de Arlanza

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El Ministerio de Cultura ha presentado los descubrimientos de las campañas arqueológicas que el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) lleva a cabo en el Monasterio de San Pedro de Arlanza desde 2021 para investigar los orígenes de la edificación.

La presentación ha sido dirigida por el jefe de Arqueología del IPCE, Juan José Gordón, y al finalizar, se realizó una visita en la que participó el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro Luis de la Fuente.

Según Gordón, “la campaña arqueológica 2024 en San Pedro de Arlanza ha sido todo un éxito, ya que hemos dado respuesta al principal interrogante que rodeaba a la historia del monasterio: la posible existencia y ubicación del primitivo claustro, hoy desaparecido”.

El hallazgo del banco corrido de cimentación, el negativo de la primera hilada de sillares y la reutilización de piezas románicas como basas y molduras, han confirmado lo que el equipo de trabajo consideraba la principal hipótesis: que el templo pudo contar desde el siglo XI con un claustro románico de una sola planta, ubicado en el mismo lugar que el Claustro Mayor herreriano actual.

“Se construyó a escasos centímetros del actual, con una superficie superior al moderno, pero fue totalmente desmantelado y sus piezas románicas reutilizadas para las zapatas de cimentación del claustro renacentista”, explicó el director de las excavaciones.

Además, se ha terminado de excavar la muralla monástica descubierta en la campaña anterior, “sacando a la luz una estructura de gran potencia que cerraba todo el recinto monástico septentrional y que sólo se conocía a través de antiguas fuentes escritas”, según Gordón.

Está documentado que, al menos hasta el siglo XVI, el monasterio estuvo rodeado por una muralla con cinco torres: la de fray Pelayo en la zona occidental, la de Doña Sancha en el extremo suroeste, la del Tesoro en el norte y las del Capítulo y del Conde en la fachada este. Las sucesivas reformas y el abandono del edificio borraron parcialmente su trazado.

Durante los meses de verano un equipo multidisciplinar de especialistas en dos sectores del cenobio y se estudiarán los materiales recuperados con el objetivo de establecer la cronología de los tramos amurallados.

“Con eso cerramos un capítulo fundamental de la historia constructiva del monasterio de Arlanza, cuna de Castilla”, concluyó el experto.

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