Higinio Molano, el alma de “El Morito”, cede el testigo tras 40 años de trabajo
A Higinio Molano no le gustan las sorpresas. O eso decía. Quizás a muchos no les suene este nombre, pero seguro que sí que les suena el del establecimiento que regenta, bueno, hasta ahora. El Morito.
Decimos hasta ahora, porque como ha dicho Fernando Llorente, profesor de la Escuela de Hostelería de La Flora, “Higinio va a pasar a mejor vida”, en el buen sentido de la palabra.
Higinio se jubila. Tras 40 años al frente de la barra y de cocinas, ha llegado la hora de pasar a mejor vida, hora de jubilarse.
Y como los que le conocen no querían dejar pasar la ocasión, hoy se han presentado a las 15:00h, en punto “porque si no se escapa”, para darle una sorpresa y desearle lo mejor en esta nueva etapa de su vida. A la consabida tarta de hojaldre, riquísima por cierto, con dos velas que con el número 40, le ha seguido una placa en la que tanto ACOREBU, la Asociación de Cocineros y Reposteros de Burgos, como la Escuela de Hostelería La Flora, han querido agradecerle su trabajo, su tesón, y poner a El Morito como referente en la cocina burgalesa.
Y a pesar de que no le gustan las sorpresas y de que han tenido que “sujetarle” con algún que otro engaño, Higinio estaba emocionado, sin delantal, con su gente y con su familia.
Los alumnos de la Escuela de Hostelería de La Flora han sido los portadores de la tarta, y han estado acompañados por dulzaineros.
A los jóvenes alumnos, Higinio ha querido darles algunos consejos. Lo primero que les ha dicho es la suerte que tienen de poder aprender, pero también les ha recomendado que escuchen y que se fijen, porque “una de las cosas que hay que mirar son los platos de vuelta y el cubo de la basura, para ver lo que viene de vuelta en los platos y con ello ver lo que no funciona o no gusta”.
El próximo jueves será su último día al frente del negocio, con pena por no tener relevo familiar, pero para trabajar en la hostelería hay que tener una madera especial, gustarte mucho.
Lo primero que va a hacer es quitarse el reloj, y después, le espera el sur de Tenerife, donde irá a pasar una temporada. Ya le han salido voluntarios para ir a visitarle.
