El Obispillo pide mejoras en los parques infantiles
Diego Pavel Gurzo recorría a lomos de un caballo blanco las calles del centro de Burgos, cumpliendo con una tradición que se remonta a la Edad Media.
Como cada 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, el Obispillo recorre las calles del centro de Burgos cumpliendo de esta forma, con una tradición que se remonta a la Edad Media. Este año este honor ha recaído en Diego Pavel Gurzo.
A primera hora, Diego era investido como Obispillo, con capa, báculo, mitra arzobispal en el convento de las Salesas. Tras esta investidura, Diego visitaba a su homólogo, el arzobispo Mario Iceta, en el palacio arzobispal.
Tras esta visita “protocolaria”, el Obispillo reocrría las calles del centro de Burgos, por el Espolón para dirigirse a la Plaza Mayor, seguido de una multitud de gente, que se sumaba a los congregados a las puertas del Ayuntamiento. Acompañaban al Obispillo sus secretarios y el resto de la escolanía lanzando caramelos.
Algún turista despistado ha preguntado a los medios de comunicación que han acudido a la Plaza Mayor qué ocurría, al no conocer esta tradición.
Una vez recibido por la alcaldesa, Cristina Ayala, Diego Pavel se dirigía a los presentes y pedía a Ayala mejoras en los parques infantiles de la ciudad, para que “estén más bonitos y sean más seguros”.
Tras estas peticiones, y desde el balcón del Ayuntamiento, el Obispillo ha bendecido a todos los presentes.
En el Ayuntamiento, la Escolanía Pueri Cantores ha deleitado con unos villancicos a los presentes y a todo el público que se encontraba en la Plaza Mayor.
La fiesta del obispillo es una antigua tradición navideña que se remonta a la Edad Media, y consiste en la investidura de uno de los niños de la Escolanía de los Pueri Cantores de la Catedral y que ese año hace su primera comunión como máxima autoridad. La tradición se perdió al desaparecer la escolanía, pero se recuperó en 1998.