«Vamos a vender cuadros a los ricos para bebérnoslos con los pobres»

Jardín de Ignacio del Río
Esta era una de las máximas que Ignacio del Río le decía a Cristino Díez, compañero de aventuras del pintor a quien se le ha dedicado este jardín.
Ignacio del Río ya tiene su jardín en Burgos. Familiares, amigos, compañeros de aventuras, y desconocidos, se acercaban hasta este jardín aledaño a la iglesia de San Lorenzo que desde este momento recuerda a Del Río con un busto en bronce de la artista Raquel Condado.
Entre los que asistieron al acto, se encontraba Cristino Díez, su eterno compañero de aventuras, desde Cuba a Berlín, aventuras que aunque muchas de ellas son conocidas, darían para escribir una novela. Cristino calificaba a Ignacio como «una persona muy desprendida y generosa», vamos, como una ONG.
Su hijo mayor, Ignacio o Cholo, como todos le conocen, pedía que la obra de Ignacio brille en una «sala institucional». También recordaba su estilo de vida, «le gustaba vivir, luchó por ello y se lo ganó a pulso».
Para terminar el acto, se cantó el Himno a Burgos, y un brindis por Ignacio, allá donde esté, aunque esta vez, sin vino.