El CAB abre un nuevo ciclo expositivo con las propuestas de Diana Velásquez, Gonzalo Elvira e Ignacio Llamas
El Centro de Arte Caja de Burgos CAB inaugura hoy sus tres nuevas propuestas artísticas, concebidas, respectivamente por Diana Velásquez, Gonzalo Elvira e Ignacio Llamas, y que permanecerán abiertas al público hasta el próximo 22 de enero.
La colombiana Diana Velásquez nos insta a reflexionar a partir de la ejemplificación diaria de la crisis económica, indagando en problemas como la burbuja inmobiliaria, los abusos financieros o la inseguridad alimentaria. Gonzalo Elvira imbrica en su propuesta el psicoanálisis y el racionalismo de la Bauhaus, con una instalación que dedica un espacio al universo de los sueños a través de pinturas de gran formato. E Ignacio Llamas aborda la identidad como noción ambigua, cada vez más alejada de la emancipación personal y colectiva, con un trabajo que alude al difícil equilibrio entre la construcción de un yo auténtico y la necesidad de ser reconocido por el otro. Juntos abren la programación de 2022 en el CAB.
Diana Velásquez: Progreso en proceso. Las consecuencias de la gran crisis económica surgida en 2007, con su corolario de embargos, desahucios, endeudamientos y la aparición de nuevas fronteras morales y éticas que se superponían a las históricas, han venido constituyendo el trabajo de los últimos años de Diana Velásquez (Bogotá, Colombia, 1978). En el proyecto que presenta en el CAB nos insta a reflexionar a partir de la ejemplificación diaria de la crisis. Trabajos como “Anidar era otra cosa”, en el que indaga sobre la explosión de la burbuja inmobiliaria desde la perspectiva del abandono de los espacios asociados a la vida y la intimidad de las personas, son resueltos mediante enrejados que separan, metafóricamente, el vacío del hogar. Un paso más allá lo constituye la instalación “2m²”, una punzante e irónica solución habitacional de ejecución sencilla, barata, móvil y practicable que nos permite escapar de hipotecas y préstamos.
“Real State” incide en los problemas derivados de la asunción de compromisos financieros. Impecables dibujos manuales simulan, a partir de contratos hipotecarios reales, documentos con el texto jurídico que le es propio y en el que se esconden abusos e irregularidades solo detectables en determinadas condiciones de visibilidad. Junto a otras series como “Paisajes”, documento del sueño roto del progreso prometido en urbanizaciones periféricas inacabadas.
Velásquez ha creado obras como “En la cola”, un mural pintado directamente en las paredes del CAB, de apariencia borrosa y casi abstracto que solo es visible bajo determinadas condiciones, en una alegoría de la misma invisibilidad de la precariedad social de la que explícitamente habla.
La pieza que condensa todo el proyecto expositivo en el CAB es una videoinstalación en la que se solapan cuatro momentos que el espectador presenciará simultáneamente. Se trata de un film distópico en el que una serie de personajes se enfrentan a situaciones que pueden parecernos dolorosamente absurdas. Tras ser registrados por un funcionario, los protagonistas del vídeo tendrán derecho a golpear una piñata de la que caen ridículas cantidades de comida.
: Leer el sueño. Los dibujos, pinturas, objetos y libros que se integran esta exposición conforman un extenso relato con el que Gonzalo Elvira (Neuquén, Patagonia, Argentina, 1971) ha querido imbricar dos de los pilares fundamentales de la cultura contemporánea a ambos lados del Atlántico: las investigaciones formales artísticas de carácter racional alimentadas por la Bauhaus, y el psicoanálisis como terapia para tratar los problemas emocionales. Un complejo contrapunto teórico que mantiene su inagotable vigencia en la disputa dialéctica entre reflexión y sentimiento, mecanismos esenciales del conocimiento y la conciencia.
La investigación emprendida por Elvira se despliega en el espacio del CAB en tres salas. En la primera de ellas, junto a las recreadas portadas de la revista Idilio por Gonzalo Elvira y originales de las mismas, se entrecruza Spellbound (Recuerda, en España), la película dirigida por Alfred Hitchcock en 1945 que incorpora una escena onírica con decorados de Salvador Dalí, lo que constituyó la primera aparición del psicoanálisis en un gran medio de masas. La segunda sala está dedicada al consultorio de Richard Rest, el personaje ficticio armado por Gino Germani y Enrique Butelman. Retratos, imágenes y objetos tanto reales como simulados comparten protagonismo con un protagonista estelar: el español Ángel Garma Zubizarreta, introductor del psicoanálisis en el Cono Sur. Por fin el tercer ámbito está dedicado a los sueños. A través de pinturas de gran formato, las protagonistas femeninas recreadas por Gonzalo Elvira recuperan todo su protagonismo. La característica técnica de Gonzalo Elvira, basada en la acumulación de numerosos puntos cromáticos, compone un enjambre de superposiciones que matizan el dibujo, generan texturas y acentúan las perspectivas.
Desde 2010 el artista argentino ha venido desarrollando una suerte de “Atlas” sobre la Bauhaus, la influyente escuela de enseñanza artística fundada en 1919 por Walter Gropius. Leer el sueño, la exposición que presenta en el CAB, conforma un tríptico junto a sus antecedentes Bauhaus 1919, modelo para armar y 12 canciones concretas, mostradas desde 2013 y 2017 en diferentes espacios de Argentina, Polonia y España.
Ignacio Llamas
Ignacio Llamas: En el vacío. Ignacio Llamas (Toledo, 1970) ha venido desarrollando una obra sostenida por la preocupación formal extrema y por un complejo contenido sensible. Una sensación de inmaterialidad, de ligereza, de sutilidad que ha acabado por envolver cada una de las propuestas que ha venido presentando en espacios y galerías de Europa, Asia y América.
Términos como mística, intimidad, introspección, silencio o subjetividad acompañan con frecuencia el relato de la obra de Llamas. En el proyecto que ha creado en exclusiva para el CAB elabora una nueva narración en su quehacer argumental: la identidad como noción ambigua, cada vez más alejada de la emancipación personal y colectiva y, por el contrario, más cercana a la exclusión y la dominación. El compendio de obras propuestas por Llamas respeta el rito poético y solemne que le es característico.
Las fotografías de la serie “Lo que la luz encubre”, resueltas unas sobre dominantes blancos, frente a otras de fondo negro, crean una retícula inquietante, entre el albor y la refulgencia, una atmósfera de apariencia vegetal cuya carga simbólica nos conduce hacia el borrado de la experiencia y el conocimiento. Un argumento que acentúa en obras como “Lo que se esconde en las sombras”, una refutación de la luz como fuente de discernimiento y un llamamiento a la meditación recogida.
La materialidad de “Lo que se esconde en la luz” se evidencia de manera grave en “Vaciamientos”, una serie de cubos de cemento dispuestos en línea como una frontera insoslayable. El conjunto titulado “Donde nadie quiere estar” desnuda sus armazones para mostrar la inconsistencia de todo registro, la vacuidad del reconocimiento, la superficialidad de los discursos que arman nuestra identidad. Una reflexión que Ignacio Llamas resuelve de nuevo en una de sus piezas más elegantes y poéticas: “Suspenderse en el vacío”. Con ella regresa a la contundencia de la ruptura, del sacrificio que toda renuncia conlleva. La transparencia mellada del cristal conforma una sutil alegoría de nuestro envés más frágil, de nuestra existencia amenazada por el difícil equilibrio entre la construcción de un yo verdadero y auténtico y la necesidad de ser reconocido por el otro.