La Taba volvió a rodar con la bendición de Santa Casilda
Este año, con la Taba pintada con el color negro, en homenaje a las víctimas briviescanas y burebanas del coronavirus. Entre las autoridades, los «culos» han sido los protagonias.
El Santuario de Santa Casilda ha vuelto a acoger La Tabera tras dos años de ausencia. Son muchos los burgaleses que se acercan a rezar a Santa Casilda este día festivo tradicional en la comarca burebana y en la provincia, y a esperar que la suerte les acompañe. Tras la misa, comenzaban las tiradas “oficiales” que abrían el juego en la explanada de la ermita. Este año la taba estaba pintada de color negro en recuerdo y homenaje a las víctimas briviescanas y burebanas del coronavirus.
El protocolo también está presente en este día, y es el delegado territorial de la Junta en Burgos, Roberto Saiz, quien abría el juego como máxima autoridad en materia de juego. Saiz no ha tenido suerte, y a las primeras de cambio, apareció el «culo» que hizo se tuviera que retirar del juego. Igual Suerte corría el presidente de la Diputación, Cesar Rico, que también sacaba «culo» a la primera y se retiraba de la mesa de juego. El subdelegado del Gobierno, Pedro de la Fuente, corría la misma suerte, no sin antes convocar la ayuda de la santa. El alcalde de Briviesca, Álvaro Morales, cerraba estas tiradas oficiales, con otro «culo», aunque la maña para tirar la taba se notaba y el comentario fue unánime, «lleva entrenando toda la vida».
Tras estas jugadas y como es costumbre, los asistentes se dirigieron a la campa con una menor asistencia que en años anteriores, esperaban preparados la bendición de las paellas, para comenzar la tradicional comida.
Pero el juego de la Taba había comenzado la noche anterior en las mesas instaladas en los establecimientos hosteleros de Briviesca y continuará en la noche de hoy, aunque con apuestas “más flojas” que en años anteriores.
La historia del juego de la Taba
La conmemoración de la rogativa se mantiene desde 1794, año en que la Corporación briviescana rogó la ayuda de Santa Casilda para frenar una devastadora epidemia. Desde aquella época, se mantiene el acudir al santuario caminando por el sendero tradicional.
En cuanto a la parte lúdica, se cree que se remonta a la época romana, en la que los soldados juagaban con estos huesos y hacían apuestas. El mecanismo del juego es sencillo y sólo dos jugadas son válidas. Se lanzan los huesos, con la parte llamada “carne” pintada del color correspondiente, en este caso de color azul, ganando si el que ha hecho el lanzamiento logra sacar “carne”. En caso contrario, si sale “culo” ganan los apostantes.