El ángel ‘resucita’ en Aranda de Duero
La niña Ana Maté del Pozo encarnará este domingo de Pascua al querubín de la Bajada del Ángel tras dos años de ausencia de la ceremonia por la pandemia.
Ni el confinamiento ni la pandemia dejaron sin Pascua de Resurrección a los cristianos los dos pasados años. Sin embargo sí privaron a Aranda de Duero de su tradicional celebración, la más alegre y representativa ceremonia de su Semana Santa, ese momento en que un ángel desciende entre lluvia de colores y vuelos de palomas a quitar el manto de luto a la Virgen y anunciarle que su Hijo vive. Es la Bajada del Ángel, que tras dos años de ausencia, volverá este año a la plaza de Santa María el próximo domingo. Y el ángel que bajará del cielo ya tiene cara y nombre: se llama Ana Maté del Pozo, tiene cinco años y medio y estudia 3º de Educación Infantil en el colegio Claret de Aranda.
Será quien se suba al cajón incrustado en la fachada de la iglesia de Santa María, se introducirá en el globo que lentamente se deslizará bajo el cielo arandino y sobre las cabezas de los fieles hasta situarse justo encima de la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia, que habrá salido de la iglesia a hombros de sus cofrades, envuelta cabeza y busto con un velo negro de luto. Ana ya sabe lo que pasará en ese momento, cuando el resorte mecánico sea accionado por los cofrades y el globo se parta en dos: caerá el confetti multicolor, tendrá que dejar volar a las palomas que hasta ese momento custodia con sus manitas, porque necesita manos y pies para otra cosa: «Tengo que mover las manos y los pies en el aire. Y quitar el manto a la Virgen, porque el ángel le dice que Jesús ha resucitado». ¿Y quién dice una niña de cinco años que es Jesús?: «Es el Hijo de Dios y nuestro amigo».
Y es que Ana, en su corta edad y a través de esta experiencia, está recibiendo una preciosa y profunda catequesis, gracias especialmente a sus padres, atentos a la curiosidad de la niña, que tratan de responder adaptándose a su edad. «El año pasado mostraba mucha inquietud por la muerte de Jesús, porque la cruz la tenía asustada», explica Marta, su madre. «Lo que nos quedaba era contarle que es verdad que Jesús muere y hay mucha presencia de los crucifijos entre nosotros, pero que lo importante de nuestra religión es la resurrección. Así que le hemos explicado que ese día ella es la que le va a decir a la Virgen que Jesús ha resucitado y la Virgen estará muy contenta».
Con apenas tres años cumplidos a Ana ya le llamaba la atención la figura del ángel y pedía a sus padres poder subirse al globo y vestirse «de blanco, con sandalias, con alas, y una corona». Y a ellos no les resultó extraño: desde antes de que naciera, la niña parece haberse encontrado bajo la protección de la Virgen de las Candelas, cuya cofradía es la organizadora del acto. «Por estas casualidades, tuvimos conocimiento del embarazo de Ana el día de las Candelas», recuerda Marta. «Y cuando la niña tenía unos meses le comenté a un amigo cofrade que queríamos formar parte de la cofradía en agradecimiento. Y nos hicimos cofrades junto con la niña. Nos preguntaron por el ángel y les dijimos que nos avisaran cuando llegara el momento, porque nos parecía que era ella quien tenía que mostrar interés. Y como así ha sido, que siempre ha mostrado inquietud, finalmente aquí estamos».
Ana ya ha ensayado su «vuelo» tres o cuatro veces en el polideportivo, sobre unas colchonetas y con muñecos de peluche sustituyendo a las palomas. Pero su gran día será este domingo. El suyo y el de todos los fieles de Aranda que recuperarán con ella la ilusión de una de las tradiciones más queridas de la villa, con la que se hace más visible la alegría de la resurrección.