Un detenido en Burgos y otro en Álava por expoliación de bienes de interés cultural
Usar un detector de metales, que, a priori puede parecer algo que niños hacen por diversión, en realidad requiere de un permiso, especialmente si se hace con fines arqueológicos, en caso contrario puede desembocar tanto en un delito sobre el Patrimonio Histórico como en un delito de expoliación.
En el bolsillo del detenido en Álava, se hallaron 7 monedas, 3 botones, 2 proyectiles y 9 fragmentos indeterminados de metal y un denario de plata, pieza del periodo republicano romano en nuestro país. En su vehículo se localizaron dos bolsas de plástico que contenían 84 objetos metálicos de distinta índole y en una mochila otras 12 monedas más presentadas en cápsulas de plástico y cartón para su exposición.
Así mismo, en Burgos, fue detenido a su vez a un varón de 59 años de edad por el uso de un detector de metales sin autorización y apoderarse de objetos históricos de notable antigüedad
Los detenidos se enfrentan ahora a una condena por los delitos citados anteriormente y, cuya condena puede ir desde 24 meses de multa hasta 3 años de prisión; en el caso del detenido en Álava; y, para el detenido en Burgos, en el caso de ser considerado su acto como infracción grave, podría conllevar una sanción de hasta 150.000 euros.
La Guardia Civil recuerda a la ciudadanía que, en caso de hallazgo casual de un bien arqueológico, se está obligado a paralizar su actuación y comunicarlo inmediatamente a la Dirección General competente en materia de Patrimonio y Bienes Culturales. Así mismo pide no fomentar el comercio de obras de arte o antigüedades ni objetos arqueológicos, de posible procedencia ilícita o expolio.