La Chica de la Gran Dolina
El Grupo de Antropología Dental del CENIEH publica la primera estimación del sexo de Homo antecessor, realizada a través del análisis de los tejidos dentales de los caninos de dos de sus fósiles más emblemáticos: el individuo H1, a partir del cual se definió la especie, y el individuo H3, conocido como el Chico de la Gran Dolina
Hoy se publica en la revista Journal of Anthropological Sciences un estudio del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH), en el que se da a conocer la primera estimación sexual de dos de los fósiles más emblemáticos de la sierra de Atapuerca (Burgos) hallados en el nivel TD6 de Gran Dolina, pertenecientes a la especie Homo antecessor: el individuo H1, a partir del cual se definió la especie, y el individuo H3, conocido hasta ahora como el Chico de la Gran Dolina, en referencia al título de un libro de divulgación.
Los resultados muestran que los caninos de ambos individuos presentan diferencias comparables a las que se observan entre las mujeres y hombres actuales. Este hecho ha permitido establecer que el fósil H1 fue probablemente un individuo masculino, mientras que el fósil H3, fue probablemente un individuo femenino, “es decir, que el Chico de la Gran Dolina sería en realidad la Chica de la Gran Dolina”, afirma Cecilia García-Campos, quien ha liderado esta investigación.
Los restos humanos hallados en el nivel TD6 de Gran Dolina han sido analizados por muchos investigadores, sin embargo, hasta la fecha no se había podido evaluar el dimorfismo sexual de esta población. Esto se debe a que la mayoría de los individuos incluidos en la muestra de Homo antecessor son individuos inmaduros, es decir que aún no han alcanzado la adolescencia, lo que complica su estimación sexual. A todo ello se suma a la dificultad que supone disponer de pequeños fragmentos del esqueleto.
“Hasta ahora tan solo se conocía el sexo de un pequeño fragmento de diente, del que se obtuvieron proteínas del esmalte. Pero este estudio realizado por nuestro Grupo abre ahora una nuevo camino muy fiable para estimar el sexo mediante un método no destructivo”, explica José María Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología del CENIEH y codirector de los yacimientos de Atapuerca.
Tasa de acierto de hasta un 92,3%
La estimación del sexo se ha logrado a través del estudio de las proporciones de los tejidos dentales de los caninos, o colmillos. Las dimensiones del esmalte y la dentina de estas piezas dentales son rasgos sexualmente dimórficos, es decir, permiten diferenciar a los individuos masculinos y los femeninos dentro de una población. Por ello, su estudio ha sido empleado con anterioridad para estimar el sexo tanto en muestras forenses, alcanzando tasas de acierto de hasta un 92,3%, en poblaciones fósiles, como en la muestra neandertal de Krapina (Croacia) o la población de Sima de los Huesos, también de la sierra de Atapuerca.
Los dientes ofrecen la ventaja adicional de completar pronto su formación por lo que permiten estimar el sexo incluso de los individuos inmaduros, lo que es especialmente útil en el campo de la paleoantropología. En concreto, las metodologías basadas en los caninos permanentes, los dientes que presentan el mayor grado de dimorfismo sexual en la dentición humana, permiten identificar el sexo de los individuos a partir de los seis años, edad en la cual su corona ya se ha formado por completo.
Una chica de entre 9 y 11 años.
Uno de los resultados más interesantes de este estudio ha sido averiguar que los restos del individuo H3 de Gran Dolina pertenecieron a una chica de entre 9 y 11 años de edad “Este individuo está representado por una cara parcial y un fragmento del hueso frontal, aunque es habitual que aparezca en las fotos además junto con una mandíbula hallada en 2003, la cual, curiosamente, se considera muy probablemente del sexo femenino”, explica García-Campos.
La Chica de la Gran Dolina seguramente tenía una estatura y unas proporciones corporales parecidas a las de una chica actual de su edad, aunque es posible que se hubiera desarrollado antes. Aunque aún no se sabe mucho sobre cómo era su vida hace más de 800.000 años, sí se conoce algo más sobre cómo terminó su historia. Los restos humanos hallados en el nivel TD6 de Gran Dolina, incluidos los del individuo H3, muestran claras evidencias de canibalismo, probablemente fruto de un enfrentamiento entre grupos rivales.