Fidel Herraéz: «Esta queridísima Iglesia diocesana ha sido, es y seguirá siendo mi esposa»

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D.Fidel Herráez

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El ya administrador apostólico de la diócesis ha subrayado en su comparencia ante los medios que el nuevo arzobispo, Mario Iceta, «es un inmenso regalo para la Iglesia en Burgos».

«Esta querídísima Iglesia diocesana ha sido, es y seguirá siendo, como emérito después, mi esposa. Este anillo que llevo no es un adorno. Estos dos símbolos que llevo, el anillo y la cruz, son signos de amor con esta esposa que se me ha encomendado y signo de entrega». Con estas palabras iniciaba hoy su intervención el ya administrador apostólico de la diócesis de Burgos, don Fidel Hérraez Vegas, en el acto en el que se ha hecho público el nombramiento de don Mario Iceta Gavicagogeascoa como nuevo arzobispo de Burgos.

Don Fidel ha expresado su agradecimiento en primer lugar a Dios, «que ha guiado desde niño los pasos de mi vida, al papa Francisco, por haberme encomendado esta diócesis hace cinco años; por aceptar mi renuncia y por mi nombramiento como administrador apostólico hasta la incorporación del nuevo arzobispo; y agradecimiento a todas las personas que forman parte de esta Iglesia diocesana en Burgos».

A los sacerdotes, a los religiosos y religiosas tanto de vida activa como contemplativa, a los laicos con los que se ha ido encontrando en su visita pastoral (el día 18 completará la visita a las 1.003 parroquias de la diócesis, que le han permitido conocer mejor al laicado); al voluntariado, especialmente entregado en momentos difíciles les como la pandemia, a los misioneros y misioneras; a la Facultad, los Seminarios, los vicarios episcopales, delegados diocesanos, directores de departamentos y «a todos aquellos que con su trabajo sencillo están haciendo que la vida del día a día se mejor, más humana».

«Lo mejor que puedo hacer ahora es ayudar al nuevo arzobispo apartándome todo lo que pueda»

El que hasta hoy ha sido pastor de la diócesis ha tenido también palabras de agradecimiento a las autoridades, con las que ha compartido relación especialmente a través de la Fundación del VIII Centenario. «Gracias a Dios me he llevado con las autoridades estupendamente, y no por estrategia, sino por coherencia. Con todos, sean del signo que sean: con las autoridades; con los sindicatos, con los empresarios, con la gente de organizaciones más sencillas… He compartido con todos, además de corazón, por el bien de la sociedad burgalesa.

El principio del que parto es que aquellos que tenemos responsabilidades donde hay implicadas muchas personas estamos sirviendo a la sociedad y lo mejor es que cada uno desde sus distintas competencias aunemos lo más posible nuestros esfuerzos en orden al bien de esta sociedad a la que nos debemos». Don Fidel no ha querido hacer balance de su episcopado; «Solo puedo deciros que os he querido, os quiero y os seguiré queriendo mucho y lo mejor que puedo hacer ahora es ayudar al nuevo arzobispo apartándome todo lo que pueda. Pero la Iglesia con la que yo camino es esta y, aunque sea de forma escondida, podré seguir con ella».

Por último, ha ofrecido palabras de aliento «para esta Iglesia que peregrina en Burgos. Ella es la protagonista de la misión, sois vosotros, el obispo solo está a vuestro servicio. Esta Iglesia vive un momento importante, el VIII Centenario y la llegada del nuevo arzobispo, y Dios Nuestro Señor seguirá estando al timón de este barco». «El nuevo arzobispo», ha subrayado, «es un inmenso regalo para la Iglesia en Burgos». De Iceta ha destacado su equilibrio humano y religioso y su preparación: «En mi opinión es el obispo mejor preparado. Alegraos, vais a salir ganando».

Cinco años que han sabido a poco 

Por su parte, el vicario general, Fernando García Cadiñanos, ha manifestado lo que cree representar el pensamiento de la mayoría de los burgaleses, «que nos hubiera gustado que don Fidel continuara al frente de la Iglesia durante los actos del Jubileo, pero una vez más, los caminos del Señor no son nuestros caminos». Ha recordado que en los cinco años que han pasado desde su llegada a nuestra ciudad, en una fría mañana de noviembre, no ha parado de acá para allá; de norte a sur, de este a oeste, siempre metido en mil tareas. «Enseguida se hizo uno más entre nosotros y se consideró un burgalés más como cualquiera de nosotros».

«Estos cinco años nos han sabido a poco, pero han estado muy llenos de vida», ha proseguido García Cadiñanos, quien ha elogiado la tenacidad y la capacidad de trabajo de don Fidel; así como «su estilo sencillo, acogedor, profundamente humano. Nos hemos sentido siempre acompañados, guiados, animados, orientados». Con respecto a la celebración del VIII Centenario de la Catedral, ha manifestado que ha quedado bien conducida y preparada en el marco de la Asamblea Diocesana y del Jubileo. «Como un nuevo Moisés, ha conducido a su pueblo a las puertas de esta celebración».

El vicario general ha concluido su intervención dando la bienvenida al nuevo arzobispo: «queremos acogerle ya como padre, como pastor y como amigo». «Hoy nos alegramos con su presencia entre nosotros y exclamamos, como hicieron los niños en Jerusalén: «Bendito el que viene en nombre del Señor»».

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