Un Curpillos diferente
El coronavirus ha cambiado nuestras vidas, la forma de relacionarnos y cómo no, nuestras fiestas. Es el caso de la que hoy deberíamos estar celebrando, el Curpillos, la fiesta burgalesa por excelencia, porque si hay una fiestas tradicional en Burgos, esta es el Curpillos.
A la fiesta religiosa en sí, se une la jira popular del Parral, en la que miles de burgaleses se dan cita al olor del chorizo, la morcilla y el morro, y dan de esta forma el pistoletazo de salida a las fiestas de la ciudad, los Sampedros.
Pero este año, la parte religiosa ha tenido un formato íntimo, sólo las madres cistercienses y su capellán, sin autoridades civiles, ni militares, ni procesión con el Pendón de las Navas de Tolosa, sin desfile militar… Las calles del barrio de Las Huelgas permanecían casi vacías, aunque no han faltado las banderas de España en los balcones, como suele ser tradicional en este día.
Y en la parte lúdica, el que debiera ser el último acto en el que participan las reinas y su corte, no ha tenido lugar, las peñas no han podido montar sus chiringuitos hacer una buena caja que les salva gran parte del año en el aspecto económico. De hecho, la Federación de Fajas, Blusas y Corpiños de Burgos difundía un comunicado en la que se dejaba claro que las fiestas y la jira del Parral quedaban suspendidas, por lo que solicitaban a todos los ciudadanos y en especial a los peñistas, que no acudieran a celebrar ningún acto en el recinto del Parral con motivo del Curpillos y confían en la responsabilidad por parte de todos «para vencer esta situación sanitaria del COVID19».
La Federación anima y emplaza a todos al próximo año 2021 para celebrar estas fiestas como se merecen «con más ganas si cabe. Estamos completamente seguros de que con la colaboración de todos venceremos este virus que tanto daño está haciendo en el mundo» y confían que esta petición sea entendida y compartida y «volvamos a ser un ejemplo para la ciudad de Burgos».
Además, la Federación de Peñas ha recomendado a todos los peñistas que se animen a vestir sus blusas o pañuelos este día cuando vayan por la ciudad, para dar un ambiente festivo a la jornada. Hay que recordar que muchos bares que tradicionalmente cerraban esta jornada, hoy además de permanecer abiertos lo hacen con pinchos típicos de chorizo, morcilla y morro a la brasa, para que se pueda celebrar este día «como Dios manda».
Una fiesta con arraigo burgalés
El Curpillos es una fiesta que se celebra tras la festividad del Corpus, celebrada en Jueves, y de donde viene su nombre, Corpus Chico, aunque en el caso del Curpillos no ha sufrido cambio en el día, ya que se sigue celebrando el viernes. En este día, se conmemora la batalla de las Navas de Tolosa, en la que el Rey Alfonso VIII derrotó a las tropas árabes el 16 de julio de 1212. El pendón que procesiona este día a manos de la máxima autoridad militar, es una reproducción de que Alfonso VIII conquistó en la batalla y que se expone en el Museo del Monasterio.
El Ayuntamiento de Burgos la declaró festiva en 1953 y actualmente suele celebrarse el viernes siguiente a la festividad del Corpus. La estructura de la fiesta sigue esa dicotomía de lo sacro en las primeras horas de la mañana, cuando acontecen los actos protocolarios y el ceremonial religioso, teniendo como escenario el Monasterio de las Huelgas. Tras la reunión y formación de las tropas participantes en el acto, la abadesa de las Huelgas recibe a las autoridades. A continuación se celebra la liturgia eucarística y, acto seguido, comienza la solemne Procesión en cuyo séquito se hallan los populares Gigantones, los Gigantillos, danzantes, dulzaineros, maceros, timbaleros, las autoridades asistentes, los representantes del barrio de Huelgas y, como colofón, la máxima autoridad de la ciudad, portando el pendón de las Navas de Tolosa.
La parte popular del Curpillos se desarrolla en el Parque de El Parral, situado entre el Monasterio y el Hospital del Rey. La tradicional romería o “jira” al Parral se realiza tras la procesión.
Fuertemente arraigada en la tradición, los burgaleses se acercan a degustar las apetitosas viandas, tanto de la gastronomía local como la foránea, en las casetas que montan las Peñas y Centros Regionales.
La fiesta está declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional.