Más del 95% de los niños españoles presenta sustancias químicas en la orina que pueden alterar el sistema hormonal
La dieta representa el mayor riesgo químico a disruptores endocrinos en los niños, seguido de los productos de higiene personal, pesticidas en el hogar y contaminación atmosférica
La obesidad, la diabetes o la reducción del coeficiente intelectual son algunos de los efectos de los `disruptores endocrinos´, es decir, de las sustancias químicas que alteran el sistema hormonal
El embarazo, la infancia y la adolescencia son las etapas más vulnerables a estas sustancias
En Europa el coste sanitario provocado por la exposición a estos químicos es de 163.000 millones de euros cada año
El Comité de Salud Medioambiental de la AEP ha puesto en marcha el proyecto BIOneta para conocer los efectos que tiene el estado actual del medioambiente en los centros educativos
Las grandes innovaciones logradas hasta hoy no han conseguido frenar la alta contaminación a la que está expuesta la sociedad actualmente. Uno de los efectos de ello ha sido el crecimiento exponencial en los últimos 30 años de los llamados `disruptores endocrinos´, es decir, las sustancias químicas que pueden alterar el sistema hormonal causando enfermedades diversas como la diabetes, la pubertad adelantada o la baja calidad seminal, entre otras muchas. De hecho, más del 95% de los niños españoles muestra dosis bajas de sustancias hormonalmente activas en la orina debido a la exposición a contaminantes. Así lo han señalado durante el 67º Congreso Anual de la Asociación Española de Pediatría (AEP), durante el que los expertos han reclamado visibilizar el grave problema social que representa la exposición a estas sustancias por los trastornos que causan y han pedido que se tomen medidas.
Según ha explicado el doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría, “una de las características de estos disruptores endocrinos es que pueden ocasionar efectos con una exposición muy reducida”. Asimismo, asegura que “durante la etapa infanto-juvenil, la dieta es la principal fuente de exposición a estas sustancias, seguido, en segundo plano, de los productos de higiene personal o los pesticidas en el hogar”
El embarazo, la infancia y la adolescencia son las etapas más vulnerables a estas sustancias, de las se han identificado más de 1000. Los efectos que pueden provocar son muy diversos: obesidad, diabetes, reducción del coeficiente intelectual – que presentan mayor incidencia en la etapa infantil-, una pubertad adelantada -que aumenta el riesgo de cáncer, enfermedades o alteraciones mentales-, malformaciones urogenitales, cáncer testicular, problemas cardiovasculares, o baja calidad seminal, entre otros. “Por este motivo el control de la exposición a disruptores endocrinos sobre estas poblaciones debe ser más exhaustivo” “Los disruptores endocrinos pueden actuar conjuntamente y puede hacer que se potencie el efecto, y esto es algo característico de estas sustancias para tener en cuenta en pediatría: comprender el efecto coctel es un desafío”, sostiene el doctor Ortega.
Por su parte, la doctora María José Mellado, presidente de la AEP, recuerda la apuesta de esta sociedad científica por la salud medioambiental, ya que “el efecto del medioambiente en la salud es incuestionable, repercutiendo especialmente en la salud infanto-juvenil, y destacando la responsabilidad como clínicos de implicarnos todos en el desafío de la salud del planeta”.
Por su parte, el doctor Leonardo Trasande, experto en esta materia de la NYU Langone (uno de los principales centros de Medicina de EEUU), ha facilitado a los padres una serie de recomendaciones para disminuir la exposición de sus hijos a los mencionados contaminantes. “Pequeñas acciones pueden dar sus frutos, buscar alternativas al uso de plásticos innecesarios, calentar y/o almacenar comida en recipientes de vidrio o cerámica evitando el plástico, disminuir el uso de productos químicos en el hogar buscando alternativas en los productos de limpieza y de cuidado diario libres de estas sustancias, e incrementar el consumo de frutas y verduras frescas, a ser posible ecológicas”, aconseja. Otras sencillas pautas son ventilar la casa para reciclar el aire y permitir que salga el polvo contaminado para disminuir el contacto con retardantes de llamas. Reducir el uso de envases y y consumo de enlatados por “ya que con el calor aumenta el ritmo en el que las sustancias se transfieren del plástico a los alimentos”, explica. La lactancia materna además de todos los beneficios es una forma de contrabalancear las exposiciones durante el embarazo. Proteger a la mujer embarazada y lactante de estas exposiciones es clave para proteger a las futuras generaciones.
El coste económico de los disruptores endocrinos
El doctor Trasande hace hincapié en el efecto de los pesticidas sobre la reducción de coeficiente intelectual de los niños, “una cuestión muy difícil de identificar tanto por la familia como por profesionales, y que tiene una repercusión en la economía global que aún no se ha podido valorar en su magnitud”.
“Todas estas enfermedades tienen una importante repercusión directa en el gasto sanitario”, subraya el doctor Trasande. Y es que, según su estudio realizado en Europa, los costes derivados de las enfermedades generadas por estas sustancias químicas es de 163.000 millones de euros al año, lo que representa el 1,2% del PIB del continente. “Esta cifra se ha extraído teniendo en cuenta menos del 5% de estos disruptores endocrinos que se conocen en la actualidad y algunas de las condiciones crónicas que pueden provocar estos tóxicos. Por tanto, la estimación actual es muy baja respecto a los resultados reales”, advierte este experto.
BIOneta, un proyecto que analiza el estado medioambiental en las escuelas
“Los niños están 40 horas semanales en los centros educativos. Este espacio es uno de los que más preocupaciones generan a los padres por los posibles tóxicos que pueden afectar a la salud de los menores”, manifiesta el doctor Ortega. Con el objetivo de conocer los efectos que tiene el estado actual del medioambiente en los centros educativos y potenciar la búsqueda de alternativas más saludables, espacios más saludables a través de la elaboración de un Guía de Salud Medioambiental Escolar, el Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha puesto en marcha el proyecto BIOneta.
Tal y como han podido comprobar los pediatras presentes en este 67 Congreso de la AEP, esta iniciativa se conforma de una eco-food-truck con sensores que viajará por varios colegios del territorio español y medirá los índices de contaminación atmosférica. Asimismo, en el marco de BIOneta, se desarrollará una red colaborativa de pediatras y enfermeros pediátricos para compartir conocimiento y experiencias relativas a la Salud Medioambiental en la escuela.
Otro de los objetivos de BIOneta es ofrecer evidencias científicas a los pediatras sobre los beneficios de ir andando a los centros escolares, “entre ellos la reducción de contaminación atmosférica, la reducción de masa corporal, el aumento de la autoestima y
la mejora del rendimiento académico”, resume el doctor Ortega.
Un congreso sostenible
Debido al gran impacto que tiene el medioambiente sobre la salud de la población infantil, por primera vez, esta edición el Congreso de la Asociación Española de Pediatría se ha basado en los principios de la economía circular. Para ello, hemos reducido el consumo de papel o plásticos y se ha creado un espacio exclusivo para el reciclaje de los mismos. En este sentido, la presidente la AEP ha destacado que con esta medida “queremos concienciar a los profesionales sanitarios de que es importante cuidar el medioambiente para cuidar la salud, e implicarles en ello, porque las pequeñas cosas importan”.