Cecina rica rica
Han sido muchos los que se han acercado a degustar uno de los manjares de las fiestas que se celebran en Burgos, la cecina del Barrio de San Pedro de la Fuente.
Hay que reconocer el trabajo de los voluntarios de la peña Recreativa Cultural de San Pedro de la Fuente que hacen posible que cada año la cecina esté espectacular.
Al olor de la cecina
Que Burgos siga siendo referente gastronómico no es mera casualidad. La tradición de fogones es larga, y a esto se suma multitud de citas populares con la gastronomía como excusa. El día de San Antón, su cofradía repartía los titos, el domingo Los Cucos celebraban la matanza y hoy, el barrio de San Pedro de la Fuente festejaba su fiesta, la Cátedra de San Pedro, más conocida como la Fiesta de la Cecina, la más tradicional de la ciudad. El olor a cecina cocida, chorizo y morcilla invade el barrio. La cola de los que esperaban los pinchos, como todos los años, no cesaba.
Pero para que esto sea posible, y todo esté a punto, es necesario mucho trabajo. Casi una semana antes comienzan los preparativos y a la cabeza, cinco mujeres que trabajan como ninguna, y a las que ayudan muchos voluntarios. Milagros, Flori, Clari, Juli, Aurelia y Angelines a las que se suman Ana, Teresa, Pilar, Nati o Sara a la hora del reparto y el marido de Flori, Bobi, que es el que organiza y controla todo, son miembros de la peña Recreativa Cultural de San Pedro de la Fuente, “la peña roja” por llevar el mismo uniforme que en los San Fermines.
El frío, que pasan un rato porque el local donde elaboran la cecina no tiene calefacción, no es impedimento para preparar los 70 kilos de cecina, 30 de morcilla «Tere» y 30 de chorizo. El lunes comenzó la elaboración, echando a mojo la cecina y preparando y limpiando las verduras y la cecina (no hay que olvidar que la cecina es una carne curada). Comenzaron a cocerlo durante cuatro horas, con huesos, gallina, tocino, acelga, puerros,
garbanzos y zanahoria, Pero aún no se ha acabado. Tras sacar la cecina del cocido y dejarla enfriar, se procede a su limpieza y a cocer las morcillas y los chorizos. Hoy por la mañana, toca calentar todo lo cocido y tener preparadas las mesas, bandejas, vino, pan y muchas manos que no dan abasto al trasiego de bandejas que se llenan y se vacían a una velocidad de vértigo.
Y después, la parte menos grata
Y si hasta ahora no han parado, tras el consuno del manjar queda la parte “menos grata”: fregar. Mañana a las nueve de la mañana -alguno pregunta ¿tan pronto?- comienza la limpieza de toda la “cacharrería” a cargo de las seis “voluntarias”, con una queja y una petición al alcalde, un año más, ya que en el local donde preparan las viandas no hay agua caliente y las tareas se complican, aunque nada que no tenga solución gracias a la buena voluntad y predisposición de los «cooperantes». De momento, y por indicaciones del alcalde, harán la petición por escrito a través del Consejo de Barrio, a ver si esta vez hay más suerte. También piden un relevo generacional, “porque vamos cumpliendo años y es necesario que la gente joven se incorpore para mantener esta tradición”.
Pero en la peña, no sólo se trabaja este día, también hay momentos para el ocio, la diversión, las excursiones, alguna capea, cenas y otras citas ineludibles y tradicionales como el mercado medieval que se celebra en la Plaza de la Cecina, el Parral, la Virgen Blanca o el Día de las Peñas en Fuentes Blancas.