Nadie se quiso perder el 20 cumpleaños del Sonorama Ribera
El Director del Sonorama Ribera, Javier Ajenjo: “Se avecinan cambios sustanciales en el festival, en la realización del mismo”.
Eva Amaral: “El ambiente es muy especial, no he vivido algo así en ningún festival que hemos participado ni que haya estado”.
Termina la fiesta de una edición “dura para nosotros, muy complicada” comentaba Javier Ajenjo, director del festival. No solo por el aforo completo, fue un festival cargado de sorpresas y de múltiples espacios de conciertos.
Son varios los problemas puntuales que llamaron la atención en una edición con un aforo completo. Fueron 25.000 personas al día las que disfrutaban en los múltiples escenarios repartidos por el pueblo, el camping y la zona de conciertos. Espacios en algunos casos desbordados por el alto nivel de público asistente y grandes colas de espera para entrar en el recinto. “Todo el mundo llego el jueves, no estábamos preparados para ello”, estas fueron las palabras de Ajenjo haciendo referencia a estos problemas de espera producidos principalmente el jueves, que mejoraron notablemente el resto del festival.
La seguridad que “prima en estos tiempos” hizo que todo se produjese de una forma más lenta a lo acostumbrado en ediciones anteriores. Quiso aclarar también, que a pesar de ciertos rumores en ningún caso se ha superado el aforo permitido, haciendo referencia a todos los planes de emergencia presentados y a que la venta de entradas se tuvo que cortar diez días antes del comienzo del festival “cortamos para que la gente estuviera mejor”.
Se avecinan cambios sustanciales en el festival, en la realización del mismo, y es que según la organización existe “un riesgo enorme” de que aumente el número de personas que sin haber adquirido el bono, asistan a las actividades y conciertos del pueblo, que son completamente gratuitas. Aseguraban que el precio de la pulsera es el mismo que hace 10 años, pero con muchas más prestaciones. Por este motivo van a estudiar también dar prioridad a los sonoramicos en las actividades del pueblo.
A pesar de no querer crecer desproporcionadamente para no perder esa esencia de festival de la que todos hablan, no se deja claro donde está límite de usuarios que puede acoger el festival, pero se habla ya de la necesidad de un nuevo recinto para las próximas ediciones.
Todos estos detalles, a los que los asistentes veteranos del festival no están acostumbrados, el problema de cortes de luz que impidió tocar a Dorian o la polvareda en el concierto de Camela no impidieron que los nóveles en este festival se fueran con esa sensación única, de que el Sonorama Ribera, es diferente al resto de festivales.
No solo los asistentes, muchos de los músicos y artistas hacen unas valoraciones muy positivas en cuanto a la organización, el cariño con el que se los trata, y el amor por la música que se respira en el ambiente. Eva Amaral definía así su sensación por el festival: “El ambiente es muy especial, no he vivido algo así en ningún festival que hemos participado ni que haya estado”. Shinova por su parte aseguraba que la noche de su concierto “fue la más importante desde que empezaron”.
Hay una frase, que ya se escucha mucho entre los asistentes, la organización y los artistas, que dice mucho de los sentimientos y sensaciones vividos en este festival, y especialmente en este 20 cumpleaños que todos sintieron como suyo propio, y es que dicen que “La vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama”.